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OPINIÓN / Cuentos Políticos: Loretta y la Patria

Un manifestante ondea una bandera mexicana durante una protesta exigiendo la renuncia del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, comúnmente conocido por sus iniciales AMLO, en la plaza principal de la Ciudad de México, el Zócalo, el 23 de septiembre de 2020.

Aun cuando la sola comparación sea desacertada en el tiempo y en el fondo, nada mejor que comenzar esta columna citando un fragmento de la tragedia de Julio César, de William Shakespeare, cuando Bruto apuñaló a Julio César junto con otros senadores romanos. Por supuesto que en el caso que me ocupa no propongo recurrir a la violencia, solo se trata de una equiparación en el mundo de las lealtades.

“Si hubiese alguno en esta asamblea que profesara entrañable amistad a César, a él le digo que el afecto que Bruto por César no era menor que el suyo. Y si entonces ese amigo preguntase por qué Bruto se alzó contra César, esta es mi contestación: «No porque amaba a César menos, sino porque amaba a Roma más.» ¿Preferiríais que César viviera y morir todos esclavos, a que esté muerto César y todos vivir libres? Porque César me apreciaba, le lloro; porque fue afortunado, le celebro; como valiente, le honro, pero por ambicioso, le maté. Lágrimas hay para su afecto, júbilo para su fortuna, honra para su valor, muerte para su ambición. ¿Quién hay aquí tan abyecto que quiera ser esclavo? ¡Si hay alguno, que hable, pues a él he ofendido! ¿Quién hay aquí tan estúpido que no quiera ser romano? ¡Si hay alguno, que hable, pues a él he ofendido! ¿Quién hay aquí tan vil que no ame a su patria? ¡Si hay alguno, que hable, pues a él he ofendido! Aguardo una respuesta.Y aún añadirá:

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“Con esto me despido: igual que he muerto a mi mejor amigo por la salvación de Roma, tengo el mismo puñal para mí propio cuando plazca a mi patria necesitar mi muerte.”

Es conocida la equivocada lealtad que Loretta Ortiz le profesa a López Obrador, quien la propuso con notable éxito para que formara parte de los 11 ministros de la Suprema Corte, sobre la base de que ésta se comprometiera a ignorar la Constitución y aceptara los principios devastadores de “no vengan que la ley es la ley” y se sumara incondicionalmente al proyecto de “mandar al diablo a las instituciones de la República”, promesa que ha cumplido al pie de la letra Yasmín Esquivel, otra de las grandes vergüenzas del Poder Judicial, cuya existencia es recordada en las clases de Introducción al Estudio del Derecho en la universidad, como el ejemplo pernicioso de lo que jamás debe volver a ocurrir, al igual que el caso de otro prófugo del honor judicial, como era Zaldívar, cuyo apellido nadie debería olvidar.

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Lo anterior viene a mi memoria porque Loretta Ortiz acusó, para mi agradable conmoción, al tal Zaldívar, hoy ex togado, de haber dejado sin resolver 169 expedientes a la hora de renunciar ignominiosamente a su elevado cargo, del que se separó después de declarar que había cumplido “categóricamente” con su deber, en tanto violaba la Constitución, así como su promesa de cumplir y hacer cumplir nuestra Carta Magna.

En otro orden de ideas, la propia ministra Ortiz, no solo votó en contra de que se declarara inconstitucional trasladar el control operativo y administrativo de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), sino que, acompañada de Margarita Ríos Farjat, incluida por AMLO, entre algunas de las figuras que lo “han traicionado”, y Pérez Dayán, sus colegas, rechazaron en la FIL la propuesta de AMLO para que los juzgadores fueran electos por voto popular.

La ministra Ortiz explicó que un juzgador de Texas estaba a favor de la pena de muerte aplicada a un mexicano, a pesar de que había pruebas de su inocencia, porque la sentencia le reportaría una gran “popularidad para ascender en su carrera judicial”, y eso no lo podemos permitir.” ¿Qué tal? ¡Bravo!

Después de advertir con gran sorpresa y fascinación las diversas posiciones adoptadas por la ministra Ortiz, cabe la posibilidad de preguntarle: ¿Loretta amas más a López Obrador que a tu patria? ¿Lo amas más que a los tuyos y a las futuras generaciones? ¿Prefieres amarlo, en lugar de respetar el orden jurídico del que depende la estabilidad de la Patria? ¿Prefieres que todos seamos esclavos o vivir libres? ¿Amas la democracia o te sumarás a la construcción de una dictadura, como Zaldívar y Esquivel?

Has iniciado el camino esperado por la inmensa mayoría de tus compatriotas, no des lugar a que nadie, el día de mañana, escupa en tu tumba. Es la hora de la verdad, la hora de México. Estamos en tus manos. ¡Viva la República!

  • Francisco Martín Moreno es escritor y periodista mexicano que se ha especializado con maestría en la novela histórica. Puedes seguirlo en @fmartinmoreno


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