CHICAGO — Los suburbios de Chicago han comenzado a tomar medidas enérgicas contra los autobuses de inmigrantes que llegan desde la frontera sur con poca o ninguna coordinación, enfrentando las consecuencias del aumento de los cruces fronterizos que, por primera vez en más de un año, llegan directamente a sus puertas.
Desde hace días, varios municipios fuera de Chicago han sido los más afectados por la práctica inquebrantable del gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, de transportar en autobuses a inmigrantes a través de las fronteras estatales. Los autobuses comenzaron a llegar afuera de Chicago después de que la ciudad endureció las restricciones sobre cuándo y dónde podían llegar. Más de una docena de otros suburbios están utilizando ahora las reglas de Chicago como modelo para que los inmigrantes dejen de llegar sin previo aviso.
Hinsdale, que ha recibido 12 autobuses desde mediados de diciembre, se convirtió en uno de los últimos en hacerlo. La junta de su villa aprobó una ordenanza el martes para abordar el problema de las paradas no programadas de autobuses en o cerca de su estación de tren.
“A medida que el clima se vuelve peligrosamente frío, la llegada de inmigrantes sin previo aviso a Hinsdale pone en peligro vidas”, dijo el presidente de Hinsdale Village, Thomas Cauley.
Las juntas directivas de varios otros suburbios del área de Chicago tomaron medidas similares el martes. En el condado de Lake, Waukegan, North Chicago, Highwood y Grayslake aprobaron ordenanzas para regular los autobuses no programados, al igual que Buffalo Grove, que incluye partes de los condados de Lake y Cook. Muchos otros suburbios aprobaron medidas similares en las últimas semanas.
Más de 70 autobuses que transportaban a casi 3,000 solicitantes de asilo han sido dejados en las estaciones de tren del Condado de DuPage desde mediados de diciembre en ruta a Chicago desde Texas, según datos proporcionados por la Oficina de Seguridad Nacional y Manejo de Emergencias del Condado de DuPage.
“Nuestro objetivo sigue siendo proporcionar una transición segura y fluida a estos recién llegados después de haber recorrido distancias tan grandes. Los informes que he recibido indican que estos pasajeros se desplazan pacíficamente fuera de los autobuses, por las estaciones de tren, sin causar incidentes”, declaró la Presidenta de la Junta del Condado, Deborah Conroy, en un comunicado de prensa.
Las ordenanzas piden más coordinación para evitar dejar a los inmigrantes a la intemperie, expuestos al frío y sin comida ni agua.
Cauley culpó de la inesperada llegada de autobuses a la ordenanza de Chicago que “restringe el flujo de inmigrantes”.
Las normas de Chicago obligan a dejar a los pasajeros los días laborables entre las 8 a.m y las 5:30 p.m. Los autobuses que bajen pasajeros fuera de las horas y los lugares autorizados pueden ser objeto de “incautación y embargo”, así como de multas de 3,000 dólares.
Los conductores de autobuses han dado a los inmigrantes billetes de tren a la ciudad, pero la policía de Metra no recibe aviso previo, dijeron las autoridades.
“Simplemente no saben cuándo ni dónde sucederá”, dijo el portavoz de Metra, Michael Gillis, en un comunicado.
En dos ocasiones Abbott ha enviado inmigrantes a Chicago en aviones fletados sin previo aviso. Un Boeing 777 procedente de San Antonio con más de 350 inmigrantes aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Rockford el domingo por la tarde, a 84 millas de la zona de llegadas de West Loop de Chicago. Luego, los inmigrantes fueron transportados en autobús desde Rockford a Chicago.
Los autobuses han dejado de llegar a otros municipios que han aprobado ordenanzas, dijo Cauley, y esperaba que ocurriera lo mismo en Hinsdale.
Los asistentes expresaron su frustración y preocupación por la seguridad pública. Algunos pidieron la prohibición total de los inmigrantes.
Liz McCloy, de 64 años y residente en Hinsdale, aplaudió a la policía local por responder a la caótica llegada de inmigrantes. Dijo que monta en el tren cada mañana - el mismo tren que los inmigrantes han estado abordando durante poco más de una semana.
“Estaba esta mañana a las 7 en punto con un señor y su hija de 8 años, y él estaba muy preocupado de que ella contrajera una enfermedad que tal vez alguno de los inmigrantes (o ilegales, como quieran llamarlos), hubieran traído”, dijo McCloy a la junta de la villa.
Michelle Ptak, que vive en Hinsdale desde hace ocho años, dijo que vio a dos inmigrantes con monitores de tobillo y le preocupó.
“Me gustaría saber quiénes eran esos dos hombres”, dijo.
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas a veces utiliza pulseras en los tobillos como una forma para que las autoridades supervisen a las personas que esperan procedimientos judiciales de inmigración. Actúan como una forma de detención menos restrictiva y más humana, según el Foro Nacional de Inmigración.
La ordenanza de Hinsdale fue aprobada por unanimidad. Pide un aviso con cinco días de anticipación y completar una solicitud que, entre otras cosas, requiere una explicación de cómo se atenderá a los inmigrantes antes de que se pueda dejar un autobús lleno de inmigrantes. Los autobuses que violen la ordenanza se enfrentan a incautación y embargo, y a una multa de 750 dólares.
Otras ordenanzas son similares. Exigen a las empresas de autobuses que soliciten permisos al municipio antes de la fecha de llegada y fijan días y horas para la llegada de los autobuses. Algunos municipios también exigen un manifiesto de los pasajeros del autobús. Se impondrán multas de diversa cuantía por no respetar las ordenanzas.
Dulce Ortiz, directora ejecutiva del Centro de Recursos Familiares Mano a Mano en Round Lake Park, dijo que las regulaciones sobre los autobuses sí garantizan la seguridad de los inmigrantes, pero también le preocupa que puedan provocar que las compañías de autobuses actúen imprudentemente.
“Es algo bueno, pero creo que es como un arma de doble filo”, dijo. “(Los conductores de autobuses) dicen: ‘Si todas estas ciudades aprueban estas ordenanzas, ¿por qué no podemos simplemente cruzar la frontera estatal y dejarlos en cualquier lugar, como en la parte sur del estado?’”
Buffalo Grove no ha recibido ninguna llegada de inmigrantes este año, pero aprobó una ordenanza el martes por la noche debido a “la preocupación por la salud y la seguridad de los posibles pasajeros que lleguen”, según Tim Kirsininkas, coordinador de comunicaciones de Buffalo Grove.
“Esta ordenanza no supone ninguna carga para los pasajeros, sino que exige que los operadores y propietarios de autobuses planifiquen una atención humana y una coordinación adecuada. A diferencia de muchas otras comunidades, las estaciones de tren (de Buffalo Grove) tienen un servicio muy limitado a Chicago, y solo funcionan durante las primeras horas del día de lunes a viernes”, dijo Kirsininkas en un comunicado al Tribune.
Joliet también aprobó una ordenanza el martes por la noche sin haber recibido inmigrantes. Un portavoz de la oficina del alcalde dijo que aprobaron regulaciones porque les preocupaba que los inmigrantes llegaran en chanclas y camisetas, completamente desprevenidos para el clima frío de Chicago.
Según una declaración del alcalde de Joliet, Terry D’Arcy, el Concejo Municipal promulgó la ordenanza “para exigir a los operadores de autobuses interurbanos no programados obtener aprobación con al menos cinco días hábiles completos de anticipación antes de llegar y dejar pasajeros”. Otros requisitos incluyen una lista de pasajeros y verificación de antecedentes.
“Los dirigentes de Joliet lo aprobaron para estar en consonancia con otros municipios de la región y actualizar nuestra ordenanza para abordar la cuestión de forma proactiva”, declaró D’Arcy.
De manera similar, los inmigrantes están llegando a los suburbios de Nueva York después de que el alcalde demócrata Eric Adams adoptara reglas para detener la llegada caótica de autobuses. Los alcaldes y las comunidades sienten la presión y también dicen que no tienen los recursos para responder.
Nick Skokna, de 60 años, dijo al Tribune después de la reunión del martes en Hinsdale que quiere ayudar, pero cree que la villa no está bien equipada. Skokna ha vivido en Hinsdale durante más de 30 años y tiene 10 hijos de entre 15 y 32 años.
“Puedo sentir su dolor. Estas personas vienen con niños y no tienen adónde ir”, dice. “Quieres ayudarles, pero no sabes cómo”.
Coronas navideñas adornaban las puertas del Memorial Building, en el 19 E. Chicago Ave. de Hinsdale.
“Odio cuando dicen inmigrantes. Son extranjeros ilegales”, dijo una mujer al grupo reunido fuera.
Más de 29,000 inmigrantes en 630 autobuses han llegado a Chicago desde agosto de 2022. Al 3 de enero, había 14,681 inmigrantes alojados en 27 refugios administrados por la ciudad de Chicago.
-Chloe Hills del Lake County News-Sun y The Associated Press contribuyeron.
-Traducción por José Luis Sánchez Pando/TCA